Ucero
Había visto en el mapa varios sitios curiosos que merecía la pena visitar, en una ruta hacia el pueblo soriano de Ucero, y salí esta mañana para allá después de las diez porque vuelve a hacer frío invernal. El primero de esos sitios es la aldea abandonada de Valdegrullas a la que se puede llegar por caminos, no hay carretera.

Previamente ya había parado para entrar en calor, de hecho esta zona y lo que viene a continuación era lo más alejado desde mi casa. Iba siendo hora de almorzar, en plena naturaleza.

La siguiente parada fue la canalización de agua de época romana, que es visitable.


Esta vez calzaba las botas de enduro, no son demasiado aptas para caminar pero llegué a la salida del tunel por el que transcurren siglos de historia...

... y de nuevo regreso al presente.

Un enlace por carretera para llegar al pueblo de Valdeavellano, y pasado un kilómetro se atisba la surgencia de la Honseca.
Cerca del lugar, monte arriba, se llega al castillo de Ucero.

Rodeado de una preciosa pradera, al borde de un cortado espectacular con el Cañón del río Lobos al fondo, las vistas no tienen nada que envidiar a las de cualquier fotaleza frente al mar.
Empezaba a chispear y decidí regresar, habían sido bastantes cosas interesantes además del paseo en sí, a pesar del ambiente frío y gris. Quedaron un par de sitios que ya visitaré en otra ocasión. Volví por donde la ida para memorizar el camino por si lo repito; llegado a un punto debí coger la bifurcación equivocada (que resultó entretenida) y di un rodeo orientándome a ojo. Me acompañó la providencia al pasar por un reguero seco en el que, con la dirección torcida y la rueda delantera deslizándose por la cresta, avancé derecho conservando el equilibrio durante diez metros más o menos. Pasé por un pueblo que aún conserva salegares.

Volví a pasar por San Esteban de Gormáz; era importante orientarse hacia donde están los puentes para cruzar el Duero, que por esta zona están cada 20 km aprox. siendo de origen medieval muchos de ellos.
Continuando el regreso por donde la ida tomé unas vistas, desde lo alto del pueblo, de las bodegas de Atauta, y de paso ver el camino a seguir.
Entrando en la provincia de Segovia, panorámica de Ayllón, pueblo pintoresco de aire del medievo, como de algún modo todos los anteriores por los que ha discurrido la ruta de hoy.
El coqueto cauce del río Aguisejo atravesando la población.
También cuenta con gasolinera y lavado a presión, ambas cosas estratégicas para estos menesteres, y que hizo falta por los charcos y barros que todavía sorprenden inesperadamente en lugares de humbría y manaderos. El resto del viaje por carretera para no manchar la moto recién limpita, y que se vaya secando antes de guardarla en el garaje. En estos pocos kilómetros caía granizo muy fino, llegué seco a casa.